Cuando se inventó el cine sonoro, o mejor dicho, se acopló el sonido al cine, éste se había desarrollado hasta transformarse en el llamado Séptimo Arte. El cine mudo era un arte completo que había producido obras de arte como el "Nacimiento de una Nación" (David W. Griffit, 1915), "El Ultimo" (F.W. Murnau 1924) o la obra de directores soviéticos como "Octubre" (Sergei Eisenstein, 1928) o "La Madre" (Pudovkin 1926). Incluso se había producido una reflexión teórica como la de Rudolph Arheim que consideraba que la falta de sonido, junto a la carencia de la tridimensionlidad o el color, era lo que otorgaba categoría de instrumento artístico a la cámara cinematográfica, en la medida en que no se limitaba a reproducir mecánicamente todas las características de la realidad. De ahí que incluso antes de plantearse el acoplamiento del sonido y,más concretamente el diálogo al cine de un modo convencionalmente realista, se desarrollara una reflexión teórica de cómo integrar artísticamente el sonido al cinematógrafo.
Algunas de las primeras reflexiones provienen de los teóricos soviéticos. En el "Manifiesto de los tres", tanto Eisenstein, Pudovkin como Alexandrov, tratan de responder a la mayor preocupación que ofrecía el sonido como amenaza para un arte ya constituido como algo completo y terminado, que había alcanzado una enorme universalidad. Y lo hacen defendiendo su incorporación al cine de manera que, lejos de ser una amenaza para sus concepciones estéticas, representara su fortalecimiento. Por ello dicen que "solo el empleo del sonido como contrapunto de un fragmento de montaje visual ofrece nuevas posibilidades de desarrollo y de perfeccionamiento del montaje. Los primeros experimentos con el sonido deben ser dirigidos hacia su 'no coincidencia' con las imágenes visuales. este método de ataque es el único que producirá la sensación buscada, que con el tiempo llegará a la creación de un nuevo contrapunto orquestal de imágenes-visiones y de imágenes-sonidos. El sonido, tratado como elemento nuevo del montaje y como elemento independiente de la imagen visual, introducirá de un modo inevitable un medio nuevo del montaje y extremadamente efectivo de expresar y resolver los complejos problemas a que estamos abocados en este momento y que no hemos podido solucionar, con la sola ayuda de los elementos visuales".
Con la aparición de las primeras comedias musicales de Lubitsch como "El desfile del amor" o con sus comedias sarcásticas "Un ladrón en la alcoba", empezó a darse cuenta de la importancia que adquiría el texto en relación con las imágenes. Según Jean Mitry: "No se trataba ya de integrar las escenas dialogadas en una arquitectura lo más visual posible, ni de eludir el diálogo o de reducirlo a lo más esencial, sino de significar, mediante la simple relación del texto y la imagen, es decir mediante el contraste, la diferenciación, la contradicción, etc nacidos de la yuxtaposición de una cosa vista y de
una coda oída".
Era la transposición y la extensión de los principios mismos del montaje al plano audiovisual, además de la idea determinada de la sucesión de dos imágenes o montaje vertical, según el sentido del desarrollo cinematográfico, se obtenía una idea distinta nacida de la relación inmediata de lo visual y lo verbal o montaje horizontal, dado que las dos significaciones eran simultáneas. Es decir, constutuye una utilización del contraste entre sonido e imagen no muy alejado e incluso podría decirse, 'inspirado' en la idea de la metáfora de S.M. Eisenstein.
El diálogo en la mayoría del cine clásico no puede analizarse haciendo abstracción de las imágenes, sino en relación con el conjunto de la película y con las imágenes con las que aparece simultáneamente. es decir a su relación con otros posibles sistemas de significación y comunicación. Al examinar de qué manera funciona cinematográficamente el diálogo de una película, debemos preguntarnos también, cuál es su aportación a la configuración del significado de la misma.
La función realista del diálogo o su capacidad para comunicar o informar al espectador de las diferentes situaciones que se producen en una película se ofrece de manera conjunta entre imagen y palabra. El contenido de la película no se limita a la información icónica que ofrece sobre la realidad y tampoco el contenido de un diálogo se limita a la valoración de lo que dice cada personaje sino que está subordinado al conjunto del contenido del relato cinematográfico y hay que analizarlo considerando lo que aporta al contenido global del relato cinematográfico. A través de un diálogo entre personajes podremos comprender por ejemplo, cuál es la posición que ocupan en la estructura dramática y narrativa, así como las relaciones que mantienen con otros personajes y su posible evolución.
Un ejemplo cinematográfico de esas imbricaciones existentes entre lo visual y lo verbal, aparece reflejada en el trabajo de Billy Wilder y de casi todo el cine clásico americano.
Ampliar: Semiótica del cine
Eric Rohmer
Cronología del cine
Los diálogos
Imágenes: blogs.heraldo.es/ espaciocultural.cl/ imgres/ libro de cine/ raulenes.com
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Si el texto narrativo actual es la imagen, ¿por qué no existe también alfabetización audiovisual de quienes más la consumen?
6/1/11
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